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  Las sustancias que alteran nuestros sentidos se han utilizado desde tiempos ancestrales como instrumento catártico; en la religión y/o en la salud. Los hay desde los naturales como ciertos tipos de hongos o cactus, hasta los fermentos que dan como resultado sustancias alcohólicas.

El la actualidad tal parece que tanto el alcohol como las drogas se han convertido en una muleta para continuar con nuestras vidas las cuales tal parece, son tan frustrantes y aterradoras que es necesario un estímulo ficticio para poder sobrellevarlas. Cuántas veces has escuchado estas frases: -No mames, me puse una mega peda y terminé manejando en sentido contrario en el periférico, jajajajajajaja-, -Qué pedo, con la peda impresionante que me puse ayer terminé en la casa de no sé quién y cogiendo con tampoco sé quién, jajajajajaja- El «jajajaja» es indispensable para darle un tono divertido a nuestra anécdota o «chic» a nuestra aventura  o para ddeclarar (a nosotros mismos, porque lo cierto es que nadie más le importa)  «mi vida es muy interesante» y «existo» y merezco el reconocimiento de la gente que me rodea.

Ya estar alcoholizado para tener motivos de pseudo felicidad es patético (bebo entonces, me divierto; bebo, entonces soy interesante; bebo, entonces soy aceptado). Sin embargo, tal parece que la frustración crece en función de la incapacidad humana para construirse motivos de felicidad pues a pasos agigantados el consumo de sustancias va no sólo popularizándose, también proporcionalmente el poder de las sustancias se va incrementando. Hoy el más «nerd» usa marihuana y/o cocaína. Ya los más «chic» le entran a las drogas de diseño (Dicho sea de paso, de dudosa procedencia. No he sabido que ningún laboratorio prestigiado se responsabilice de las sustancias que las componen) y muchos usan desde anestésicos para gatos, para humanos y/o para caballos; hasta solventes (lo «inn» entre ciertos grupos por cierto). Hoy, la presión social para que BEBAMOS está mutando al ¿Y TÚ QUÉ TE METES? como si fuera obligación.

La presión social es fuerte y hay que serlo más para aprender a sobrellevarla (yo sé de lo que hablo) y aunque tengo claro que detrás del uso de cualquier sustancia de manera irresponsable hay un problema emocional perfectamente definido, el asunto es que la puerta de entrada a las sustancias está disfrazada de NECESIDAD DE ACEPTACIÓN, HAMBRE DE PERTENENCIA, ANSIEDAD POR GENERARSE ALGÚN TIPO DE VALOR EN UNA PERSONA QUE CREE QUE NO TIENE NINGUNO.

En el caso específico de México, somos testigos de la sangre que se ha derramado por motivo de las drogas y escucho a mucha gente QUE CONSUME SUSTANCIAS alzarse como la más indignada ante la violencia pero no es capaz primero, de reconocer que TIENE UN PROBLEMA EMOCIONAL y luego, QUE SU CONSUMO DE SUSTANCIAS ES RESPONSABLE DE UNOS BUENOS LITROS DE LA SANGRE DERRAMADA EN EL PAÍS.

Cada quién sabe lo que hace con su vida pero creo que si nuestras acciones se llevan a mucha gente «entre las patas», deberíamos meditar dos veces cuando alguien nos pregunte, Y tú, ¿qué te metes?