El día de ayer se llevó a cabo una marcha más de las tantas que se han realizado en México en favor, en súplica, por la paz en nuestro país al que cada día los mexicanos lo percibimos más y más violento pese a los discursos de gobernantes que poco consuelo proporcionan a la gente que ha sido víctima de actos violentos o que vive con miedo en muchos lugares de la República; vivir con miedo es sobrevivir, carecer de libertad, con la percepción de que nada vale la pena hacer pues la amenaza es superior a nosotros. ¿Vale la pena ser honesto profesionalmente cuando una vez más, nuestra percepción es que «el que tranza avanza»?, ¿vale la pena invertir en la educación de los hijos cuando sabemos que una profesión ya no es garantía de solidez económica?, ¿vale la pena esforzarse en nuestra profesionalización cuando la percepción es que una horda de incultos y poco honorables son quienes «parecen» tener el éxito en sus manos; y me refiero tanto a bandidos como líderes de opinión (bandidos de cuello balnco) que vemos todos los días en los medios de comunicación a quienes caracteriza la falta de cultura y dudosa honorabilidad?… Tenemos un problema de PERCEPCIÓN… PERCEPCIÓN FALSA ACERCA DE LO REALMENTE VALIOSO EN LA VIDA.

No creo que una marcha sirva de mucho cuando nuestra visión acerca de las cosas está tergiversada; pero una manera eficiente de recuperar claridad está en manos de los padres de familia y sobre todo de las madres que tienen más cercanía con los hijos. Ayer leía un cuento infantil que muestra la manera en que educan las gallinas a sus polluelos y por absurdo que parezca, nos puede dar una idea del efecto que tienen las acciones de los padres en los hijos. Las gallinas educan de dos formas: CON EL EJEMPLO; enseñan a los pollos cómo alimentarse y dónde pueden hacerlo, permitiéndoles que experimenten sus tropiezos pero sobre todo, mantienen una cercanía con ellos proporcionándoles UNA ENORME DOSIS DE AFECTO. Es la táctica de todas las especies y a los humanos se nos olvida a veces: Madres ausentes, violencia en la familia, falta de compromiso y honestidad en los matrimonios, permitir que los hijos se eduquen y hagan crecer sus objetivos de vida siguiendo el ejemplo de cantantes o actores y peor aún, QUITARLES LA OPORTUNIDAD DE TROPEZAR, DESCUBRIR QUE LAS COSAS EN LA VIDA SE LOGRAN ÚNICAMENTE CON TRABAJO Y ESFUERZO. Es indispensable que sembremos también en los hijos la esperanza.

Este panorama donde parece ganar EL TRANZA es el causante de que nuestra percepción de las cosas esté distorsionada y esa, sí la podemos recuperar. De poco sirven las marchas donde la gente pide paz pero a la vuelta de la esquina dan una mordida, explotan empleados, poseen matrimonios disfuncionales. Un buen intento pero dadas nuestras circunstancias, insuficiente. Recuperemos nuestra familia y con ella NUESTRA CLARA PERCEPCIÓN DE LAS COSAS.

Rafael Redondo