Archive for junio, 2011



 

Dice Umberto Galimberti (filósofo y psicoanalista italiano) que la mujer es empática por una razón biológica, orgánica: está consciente de su posición como dadora de vida, su cuerpo está diseñado para compartirse y por tanto su psique para proteger esa vida con la que incluso ha compartido el cuerpo. Su enlace emocional con la vida es muy directo por ello está acostumbrada a actuar, pensar y sentir por otro ser. El hombre por el contrario debe provocar esa condición, esforzarse para adquirirla.

Dice Umbero Galimberti que esa condición de desconocimiento de la empatía por el hombre lo lleva a errar en su decisión de quedarse en una relación de pareja; pero si llevamos este postulado a un entorno más complejo, podríamos suponer que las mujeres al ser más empáticas por naturaleza, aquellas que poseen también habilidades para dirigir grupos (y sabemos que hay muchas) poseerían un elemento adicional para dirigir con sensibilidad  esos grupos. Una mujer líder centraría sus esfuerzos en la condición humana de los subordinados, supondríamos que su actitud podría ser conciliadora (una mujer escucha mejor que un hombre por construye mejores diálogos). Quien trae la vida a la tierra, es responsable de ella por tanto sabe cubrir necesidades vitales como el alimento no sólo material sino emocional; por tanto supondríamos que una mujer líder será  protectora (la mujer tiende por naturaleza a conservar la vida de la que es responsable, así que fijará su atención sobre quiénes tengan su vida en riesgo). Y un tercer factor que de acuerdo al postulado sería muy importante es su potencial emocional, su capacidad de ver las situaciones desde el  punto de vista del capital emocional.

Dadas las circunstancias de nuestro país creo que sería buena apuesta explorar EL LADO FEMENINO DE MÉXICO; quizá con una buena interlocutora logremos fortalecer nuestras instituciones, quizá una persona con la mirada puesta en los problemas esconómicos se fortalezcan las políticas sociales y sobre todo quizá con un equipo dirigido con visión femenina podríamos prestarle importancia a asuntos tan vitales como el valor de la vida en todas sus manifestaciones, asunto que se nos está saliendo de las manos.

 

Rafael Redondo

Mayas…


«Cuando es NECESARIO derribar un árbol para contruir una casa o matar a un animal para la alimentación, es necesario pedir permiso a la naturaleza, a Dios que es el dueño real de todo… Los árboles lloran cuando uno los derriba, están vivos y tienen llanto igual que los animales… Cuando destruímos una parte de ese todo que es la naturaleza, estamos cambiando sus designios (los de la naturaleza) y los nuestros, estamos golpeando a Dios…» Estas palabras las escuché de una parsona habitante de Chiapas y de raza Maya las cuales nos pueden ilustrar a nosotros tan alejados de ese comcepto no sólo de unidad de la naturaleza; también del concepto de que nosotros como humanos somos sólo una parte de un conjunto y no los propietarios de un medio ambiente manipulable, explotado para satisfacer nuestros intereses más absurdos.

Efectivamente, cuando modificamos un entorno, estamos causando desequilibrios los cuales VAN EN CONTRA DE NOSOTROS MISMOS DADO QUE PERTENECEMOS A ESE ENTORNO, NO ESTAMOS AJENO A ÉL COMO SUPONEMOS. Esta visión de unidad donde todo ser existente está unido al otro de manera indivisible, visión en la que tanto los humanos como los animales y la vegetación al ser igualmente poseedores de un impulso de vida, padecen dolor cuando es trastocada su unidad puede ayudarnos a redimensionar nuestro papel de UN MIEMBRO MÁS DENTRO DE UN UNIVERSO DE ESPECIES Y POR TANTO IGUALMENTE VULNERABLES E IGUALMENTE MERECEDORES DE RESPETO.

Conceptos que nuestra cultura ha considerado como caducos (la vulnerabilidad del hombre frente a fuerzas superiores que escapan a nuestras manos) pueden hoy ayudarnos a revalorar la vida en todas sus formas y reducir nuestra capacidad de caer en excesos (asesinato, codicia, deseo de asirnos a nuestras infelicidades a través de las adicciones, etc).

Como mexicanos tenemos la fortuna de cohabitar con estas culturas milenarias como la Maya que para nosotros de facto representa sólo un artículo decorativo en nuestra historia el cual  sacamos a la luz sólo cuando necesitamos una foto colorida. Convistámonos un poco en anticuarios culturales y rescatemos los valores y la enorme sabiduría de nuestros pueblos cuyos conceptos no sólo a México sino al mundo les hacen tanta falta.

 

Rafael Redondo