El sábado pasado una mujer de nombre Joaquina llamó a mi puerta para pedirme trabajo como doméstica «de entrada por salida» como ella dijo y conversando con ella, palabras más palabras menos, les comparto algo de su historia que puede servirnos para reflexionar.
«… ¿A mis cuarenta años qué más le puedo pedir a la vida? Yo ya no importo pero tengo que darle de comer a mis dos nietos, los chiquitos; porque viven conmigo también dos más grandes y mi hijo menor que sí estudió, terminó la carrera de Administración y trabajó dos años pero como le pagaban ocho mil pesos al mes luego de pasarse años estudiando yo creo que se aburrió porque hace poco descubrí que en una noche se gana hasta mil pesos en tres o cuatro horas de trabajo. Me da pena decirlo pero se le hizo más fácil irse a la Zona Rosa a acostarse con «jotitos». Yo ya no le digo nada porque no me hace caso, además ya tiene 24 años y prefiero eso a que venda droga y que me lo maten y lo tiren por ahí. Yo sé que en esta «maña» que agarró hay riesgo también; si no lo matan al menos va a pescar algún grano en el «tilín» que también lo mate pero, ¿qué le digo?
Yo vivo hasta Chalco y vengo dos o tres veces a la semana a hacer limpieza en casas, me la llevo al día. Mi hija, la mamá de los cuatro chamacos trabaja de planta en una casa aquí en la colonia Del Valle así que pues no puede cuidar a sus hijos y me dejó el paquete; ya sabrá, cuatro aventuras y cuatro chamacos. Pero ¿qué le digo? El dinero que ella gana no nos alcanza así que tengo que ayudarle aunque sea con poquito aunque yo prefiero venir desde allá que dormir en una casa donde luego me salgan con que se les perdieron cosas y me vayan a meter al bote; además, si nos vamos a trabajar de planta las dos, ¿quién cuida a los chamacos? Yo creo que los mexicanos ya tenemos como palabra preferida PREFERIBLE, ¿apoco no? PREFERIBLE que se lleven nuestras cosas a que nos hayan matado en el asalto. PREFERIBLE que regrese un partido que nos tenía pisados con el zapato a arriesgarnos a algo nuevo. PREFERIBLE que me paguen mal a demandar a mi patrón. PREFERIBLE aguantarme en un mal empleo que ni me gusta a arriesgarme a hallar uno que me convenza. PREFERIBLE que mi hijo se acueste con «jotos» a que me salga con que vende drogas. Yo sé que estoy mal pero nuestra prioridad es tener para comer y que mis nietos no se queden solos. Yo creo que ya estamos como traumados o desencantados de la vida en México, ¿no cree? Es bien difícil tenerle confianza a la gente pues todo el mundo está viendo cómo darle la vuelta a los demás viéndoles la cara de idiota. El que era jefe de mi hijo el que ahora es prostituto (tengo sólo dos hijos) cobraba aparte de su sueldo unos vales mensuales hasta de 40 mil pesos, se apropiaba de los clientes de los vendedores, los despedía y él cobraba por el trabajo de los otros, se quedaba con las comisiones pues ¿con qué cara le exijo a mi hijo que regrese a un trabajo formal si en su primer trabajo se topó con el ejemplo de su ex jefe? Si no sólo somos las mamás las que mal educamos a los hijos, salen a la calle y ahí los echan a perder esos pinches rateros de corbata que todavía se quejan de los matones que andan por el país; pero si ellos ayudan para que los chamacos se echen a perder. O lo que ven en la tele los chamacos; pura pinche vieja puta con «chichis» falsas, drogadictas que nos las pintan como exitosas, ¿cómo le reclamo a mi hija que no ande por ahí dando las nalgas pensando que sus patrones le van a responder si son las babosadas que aprende todos los días? Yo creo que entre los buenos y los malos ni hay diferencia. Míreme a mí, tengo cuarenta años y ya estoy vieja para pedir trabajo porque ya lo intenté no crea, pero sólo hasta los 35, pasas de los 35 años y ya estás vieja para venderte como empleada. ¿Qué le vamos a hacer? La verdad yo no espero que las cosas cambien, a mis cuarenta años nunca he conocido un México que no tenga crisis, un político que no sea culero y que no se apañe todo lo que puede mientras puede, se agarre una piruja de la tele y a vivir de sus glorias; y el resto del país que se chingue. ¿Sabe qué me decía mi abuelita, que Dios tenga en Santa Paz? Que hay tres tipos de políticos. El primer tipo es el que le entra al poder sólo por empoderarse, por sentir que es mejor que el resto de los humanos y trabajan sólo por avaricia. El segundo tipo son los que trabajan por una idea, como los comunistas; al menos éstos tienen la nobleza de perseguir un sueño. Y el tercer tipo son los que realmente trabajan por los demás, éstos casi nunca quieren el poder, les cae encima como a los viejos del pueblo de mi abuelita allá en Chiapas. Desafortunadamente los del tercer tipo son escasos, sólo andan por ahí algunos en los pueblos pero casi no existen. Bendita mi abuela que le tocó conocer a alguno porque a nosotros puro político del primer tipo, ¿apoco no? ¿Usted ya sabe por quién va a votar?»
Saquen sus conclusiones.
Rafael Redondo