El día de ayer en el programa abordé un tema que resulta indispensable para recuperar el verdadero sentido de la vida, ir al origen y comprender nuestras verdaderas necesidades, las necesidades de todo ser vivo y para legar a ellas es indispensable practicar LA COMPASIÓN.

Entendimos ayer que nuestra esencia posee al menos cuatro necesidades indispensables; la afectiva, el sentido de pertenencia, la satisfacción de necesidades materiales que mantengan nuestra dignidad y la experiencia de utilidad. La vida de un ser vivo alcanza el equilibrio cada vez que logra mantener orden en estas necesidades y es importante saber que el equilibrio es dinámico… nos acercamos a él y luego nos alejamos.

La pregunta es ¿qué vía puedo utilizar para alcanzar cada vez más momentos de equilibrio? La única que existe es la de reconocernos en otros, experimentarnos en otros seres vivos. Todos poseemos la capacidad EMPÁTICA, que significa, ponernos en el lugar del otro y así reconocernos. Cuando hacemos funcionar la EMPATÍA nos dolemos del sufrimiento ajeno y llegamos a la COMPASIÓN, es entonces que logramos nuestro equilibrio: SENTIMOS AMOR, NOS SENTIMOS ÚTILES, RECONOCEMOS NUESTRAS VERDADERAS NECESIDADES MATERIALES Y SABEMOS QUE PERTENECEMOS A UN GRUPO.

El Dalai Lama menciona tres niveles para llegar a experimentar realmente LA COMPASIÓN: El primero es el SUFRIMIENTO POR EL SUFRIMIENTO que todos experimentamos cuando somos partícipes del dolor de otro; el segundo es EL SUFRIMIENTO DEL CAMBIO, cuando felicitamos a alguien por sus logros materiales (DINERO, FAMA, PODER) sin percatarnos de que está satisfaciendo necesidades irreales, fatuas y cuando el dinero, el poder y/o la fama desaparezcan, el ser sufrirá muchísimo. El tercero es el más elevado a comprender, el de las emociones y pensamientos negativos que son tan cercanos a nuestra existencia que pasan desapercibidos por alguien que no ha desarrollado mucho su capacidad empática.

Una paradoja de la vida, ES NECESARIO ESTAR CERCA DEL DOLOR AJENO PARA AGUZAR NUESTRA COMPASIÓN Y POR TANTO CONVERTIRNOS EN SERES MÁS FINOS Y CAPACES DE EXPERIMENTAR MÁS MOMENTOS DE EQUILIBRIO. La puerta a este estadio es EL ALTRUISMO.  Practiquemos el altruismo, ¿cómo?, maravillándonos del esfuerzo de una semilla que se abre para emerger en planta, teniendo cerca animales y claro, ayudando al humano en problemas, no sólo a los seres queridos, al que nunca has visto pero que reconoces su dolor.

Espero que esta exposición de un tema sustantivo haga eco en las personas y emprendan su marcha en este camino para abandonar esos absurdos deseos de poseer más y más bienes materiales; la AMBICIÓN es la antítesis de nuestra verdadera dirección en la vida.

 

Rafael Redondo