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Luego de la marcha convocada por varias organizaciones civiles de nuestro país  invitando a los mexicanos a expresar nuestro repudio contra las ofensas de que ha sido objeto México por parte del presidente estadounidense, el día de ayer escuché la incomodidad por parte de varios de los convocantes al hacer su balance del mal resultado obtenido y no sólo me sorprendió que muchos de nuestros «opinólogos» se quedan muy cortos al analizar el momento actual de la sociedad mexicana sino me incomodó también su molestia acusando a los mexicanos de pasmados, faltos de entendimiento ante la amenaza externa que se cierne sobre nosotros (tontos para resumir), estancados en aquella sociedad mexicana que vivió las intervenciones francesa y norteamericana donde preferimos culpar a factores internos estos episodios trágicos de la vida nacional (creo que el portavoz de esta acusación quiso llamarnos retrógradas pero no quiso ser políticamente incorrecto y traducir correctamente su pensamiento).

En mi opinión creo que para empezar muchos de estos «opinólogos» no sólo pertenecen a una élite que se ha adjudicado el poder de juzgar las acciones de quienes no estamos de acuerdo con sus planteamientos ni sus posicionamientos políticos; además, han sido muchos de ellos quienes han satanizado una y otra vez la manifestación pública en las calles censurando las protestas espontáneas como expresiones de rijosidad (muchos de ellos viven como si habiera sucedido ayer la toma de Paseo de la Reforma por AMLO aunque ya se les olvidaron los miles de muertos de la administración de Calderón que nos persiguen diez años después con más muertos y fosas clandestinas en varias regiones del país y se hacen de la vista gorda ante los actos de corrupción de muchos miembros del PRI, faltas de ambas administraciones que según entiendo para ellos son menos graves que la toma de una avenida emblemática pero no la más transitada de la CDMX). Creo también ellos mismos ponen en evidencia la falta de credibilidad que tienen muchas de estas organizaciones civiles debido a la falta de resultados que han dado puesto que insisto, los niveles de corrupción y de violencia en el país no merman en lo absoluto. En síntesis, no tienen liderazgo porque no han probado la suficiente eficacia en sus resultados aunque debemos reconocer que sus propósitos son bastante loables y dignos de todo respeto, aunque insuficientes. Creo que en este sentido a ellos les hizo falta antes de realizar su convocatoria hacerse la pregunta Con quién y para qué. Quién lidera y cuál es específicamente la causa, nuestra manifestación va a servir para qué y quién se va a encargar de darle una utilidad. Ir a gritar a lo «pendejo» no creo que le quite el sueño a nuestro agresor externo y de la debilidad del gobierno mexicano, no sean ingenuos, ya tiene un reporte.

Algo que creo los «opinólogos» no han detectado es que muchos mexicanos ya detectamos desde dónde se construyó el discurso de odio (por lo menos el discurso de odio de que estamos siendo objeto en este momento) se construyó con medias verdades y por eso ha penetrado en por lo menos la mitad de toda una nación ¿alguno de ustedes vio que la sociedad norteamericana se manifestara en contra del muro como lo hizo con la prohibición de entrada a ciudadanos de siete países? Nadie tomó esa bandera dentro de la sociedad norteamericana. ¿Cuál es entonces la mitad de verdad de este discurso? Primero, desde que inició la migración ILEGAL de mexicanos hacia Estados Unidos ninguna administración ha movido un sólo dedo por evitar que  la gente salga del país. Hoy los migrantes son parte del botín político para el 2018 y entonces son tomados por los reflectores de muchas fuerzas políticas pero yo no conozco de ninguna política concreta que por lo menos menciones a la migración ilegal como uno de los problemas del país; tan es así que hoy por hoy la principal entrada de divisas a México son las remesas que envían quienes tomaron la decisión de rebasar por la derecha.

Quiero preguntar a todos los «opinólogos» si alguna vez han querido entrar a un país sin antes presentar un documento que avale su nacionalidad de referencia (pasaporte) y que la autoridad del país de destino autorice la entrada (visa). Creo que todos quienes tratamos de respetar la legalidad lo hacemos así, de lo contrario estaremos violando la ley internacional; por tanto, los mexicanos que por las razones que fueren (y quiero evitar el tema humanitario para centrarme sólo en cuestiones legales) deciden entrar a otro país sin realizar el trámite anterior y además, comprando identidades falsas en el país destino para poder ganarse la vida están violando la ley y además México está aprovechando la remesas. Esa es la verdad sobre la que se construyó un discurso racista, xenófobo, exagerado, demagógico y todas las características que ya conocemos. Y en ese discurso además, nos incluyen a todos los mexicanos incluso a quienes nos hemos quedado a «rifárnosla» en el país con todo y su infinidad de problemas.

Tengo una pregunta más. No he escuchado a alguien que asuma esta responsabilidad desde las élites intelectuales o académicas y por supuesto menos por parte del Gobierno Federal. Subrayo, no estoy culpando o juzgando a quienes deciden migrar del país pues todos sabemos perfectamente que lo hacen para hacerse de una forma de vida cuya posibilidad se ve obstaculizada dentro del país por la pobreza o por la violencia; mi señalamiento es específicamente para las élites que contrario a realizar un «acto de contrición» están buscando la manera de buscar eludir la responsabilidad de haber construido un país con tal desigualdad, tales niveles de corrupción donde ya es difícil y a veces imposible distinguir quién es el bueno del malo porque desafortunadamente estamos perdiendo la línea divisoria entre el delincuente y el defensor de la ley (asunto verdaderamente crítico para el que los instaría a convocar a otra marcha) que muchos prefieren irse e incluso prefieren vivir la persecución en Estados Unidos que regresar a México dándole la espalda a un país que antes se las dio a ellos.

Ante una amenaza monumental como muchos «opinólogos» la han calificado, ¿nuestra mejor opción es indignarnos en el Ángel de la Independencia escondiendo detrás de nuestra ofensa la defensa de la ilegalidad? Hoy con todo y nuestra ofensa no escucho a ninguna voz que diga: ¡hagamos lo que se pueda por los que ya se fueron aunque su agenda y sus objetivos sean muy distintos a la de quienes nos quedamos en México pero EVITEMOS QUE SE SIGAN YENDO! Nadie, absolutamente nadie está dispuesto a asumir la responsabilidad y no sé si porque es políticamente incorrecto decir abiertamente que México exporta migrantes ilegales y se beneficia con las remesas o porque nuestro Estado de Derecho es ya ta débil que preferimos el establishment de defender la ilegalidad.

Por lo pronto, a mi sí se me cae la cara de vergüenza y por eso no asistí a su marcha aunque sé que la amenaza exterior existe.

 

Rafael Redondo

@redondo_rafa