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  Sin lugar a dudas el instrumento más sofisticado creado por el ser humano (al menos conocido hasta la fecha) es la TECNOLOGÍA DE LA INFORMACIÓN y su acelerada evolución continuamente nos deja sorprendidos por sus repercusiones.

Recientemente en México con el desarrollo que ha tenido la campaña por la Presidencia hemos sido testigos de la dependencia hacia la televisión que tiene nuestra cultura, del enorme poder que tiene este medio en México pero también del reto que está representando para los medios de comunicación tradicionales  (televisión) adaptarse a las nuevas formas que utilizamos los seres humanos para ponernos en contacto.

Hemos escuchado a Carlos Loret de Mola minimizar la presencia de Twitter (y sus usuarios) en la realidad nacional; a Leo Zuckermann, Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda llamar a los usuarios de las redes como una especie de alienados que viven en una realidad paralela pues las encuestas acerca de las preferencias electorales (SUS ENCUESTAS) no reflejan el sentir de la gente que «VIVE» (una vez más, como si lo virtual fuera un mundo extraído de la realidad, el reino de la esquizofrenia) en las redes sociales. Yo adjudiqué al principio estas opiniones a la ignorancia y el bajo perfil de la gente de la televisión respecto a sus conocimientos y apreciación de la nueva realidad de la información y sus desplazamientos. Después escuché opiniones acerca de un intento anacrónico de manipulación política a través de la televisión tesis que cada vez se hace más evidente; pero lo cierto es que muchos «editorialistas», «comunicadores» y «analistas» inmolaron su credibilidad ya sea por ignorancia o por obedecer a intereses personales (fuera de toda ética por cierto).

El movimiento YO SOY 132 (jóvenes, universitarios, frescos en el conocimiento, sin compromisos  propios de la edad adulta y además, al día en cuento a nuevas tecnologías se refiere) hoy levantan la voz para subrayar que los alienados parecen ser los que se quedaron atrás, en la prehistoria de la comunicación; su desconocimiento acerca de que LA INFORMACIÓN YA NO ES UNA NUBE (COMO SE LE SUELE LLAMAR AL FENÓMENO) DONDE UN INDIVIDUO TIENE ACCESO A UN CÚMULO INFINITO DE INFORMACIÓN AUNQUE, RESPONDIENDO A INTERESES MUY SUBJETIVOS. LAS REDES SOCIALES HAN SIDO UN CATALIZADOR PARA TRANSFORMAR EN MULTI-VECTORIAL LA DIRECCIÓN DE LA INFORMACIÓN  Y CON UN PESO ESPECÍFICO; ES DECIR, EL INDIVIDUO NO SÓLO CONOCE LA INFORMACIÓN QUE  SUS IMPULSOS LE INDICAN, AHORA SE VE DETERMINADO TAMBIÉN POR LOS IMPULSOS DE OTROS Y ADEMÁS, LOS EFECTOS DE ESTE INTERCAMBIO HAN REPERCUTIDO DE MANERA CONTUNDENTE PARA MODIFICAR LA REALIDAD POLÍTICA Y SOCIAL DE PAÍSES DICTATORIALES, DE SOCIEDADES TAN TRADICIONALES COMO LAS DE EGIPTO Y LIBIA. Es decir, la información y su capacidad de movilización social ya transforma la realidad. Yo no llamaría nube al fenómeno sino MAR, con densidad propia y que permea nuestras actividades y además, YA NO ES PROPIEDAD PRIVADA. En ese mar de información son muy útiles las referencias (ESPECIALISTAS EN TEMAS, INVESTIGADORES, QUE CON RIGOR METODOLÓGICO Y ÉTICA INDISPENSABLES PUEDAN CONVERTIRSE EN FAROS PARA NO EXTRAVIARNOS EN «TODO LO QUE SE DICE») pero, la información ya no puede tener propietarios que traten de detener tsunamis.

Como toda creación humana tiene sus demonios; el principal que este instrumento maravilloso queda sin vida tan sólo con un apagón eléctrico pero, la televisión padece del mismo mal.

 

RAFAEL REDONDO